domingo, 12 de noviembre de 2017

#Edificiodelasemana

Uno de los aspectos menos conocidos de la obra de Antonio Palacios es su papel en el metro de Madrid. Cuando en 1917 se fundó la Compañía Metropolitano Alfonso XIII, sus fundadores, siguiendo el ejemplo de otros ferrocarriles metropolitanos de Europa, quisieron contar con los más prestigiosos arquitectos del país para el diseño y construcción del ferrocarril. De esta forma, Antonio Palacios y su socio, Joaquín Otamendi, fueron nombrados arquitectos oficiales de la Compañía Metropolitano Alfonso XIII, cargo que Palacios ostentaría hasta su muerte en 1945.
Como arquitecto oficial de la Compañía, Antonio Palacios participó en el diseño de todos los elementos del Metro de Madrid, desde las estaciones hasta los edificios auxiliares como las cocheras y centrales eléctricas, dejando su impronta en ellos.

Para las estaciones, Antonio Palacios optó por la utilización de azulejos blancos biselados, de bajo coste y que reflejaban bien la luz, de forma que se obtenía un resultado luminoso y de forma económica. Para añadir color y contraste, Palacios utilizó piezas de cerámica sevillana en tonos azules y dorados junto con otras piezas de azulejería de dist
intos colores en función de la estación. De esta forma se obtenían unos colores que contrastaban muy bien con el tono granate de las taquillas y trenes. Esta misma utilización de cerámica sevillana puede apreciarse en otras obras como el hospital de la Fuenfría.

Es destacado también el diseño que realizó de los accesos a las estaciones del metro, diseñando unas elegantes bocas de acceso de granito rematadas con una farola anunciadora de tonos cobrizos que permitía visualizar el acceso a lo lejos. Para las estaciones menos importantes sustituyó el granito por una rejería de elaborado diseño que aún puede observarse en las estaciones más antiguas de las líneas 1, 2 ,3 y 4. Por último, en las estaciones de mayor profundidad, Gran Vía y Sol, Antonio Palacios diseñó unos grandes templetes de acceso, siendo especial relevante el de la Gran Vía, que permanece en el recuerdo de los madrileños.

En los edificios auxiliares optó sin embargo por diseños más sencillos, donde primaba la funcionalidad por encima de la belleza, debido a su condición de espacios de trabajo y no de visita para el público. Con todo, algunos de ellos como la Nave de Motores se han convertido en destacados elementos de patrimonio industrial.

Antonio Palacios también fue el autor del famoso logotipo romboidal del Metro que tan presente está en el día a día de los madrileños.


#Edificiodelasemana

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