Uno de los aspectos menos conocidos de la obra de Antonio
Palacios es su papel en el metro de Madrid. Cuando en 1917 se fundó la Compañía
Metropolitano Alfonso XIII, sus fundadores, siguiendo el ejemplo de otros
ferrocarriles metropolitanos de Europa, quisieron contar con los más prestigiosos
arquitectos del país para el diseño y construcción del ferrocarril. De esta
forma, Antonio Palacios y su socio, Joaquín Otamendi, fueron nombrados
arquitectos oficiales de la Compañía Metropolitano Alfonso XIII, cargo que
Palacios ostentaría hasta su muerte en 1945.
Como arquitecto oficial de la Compañía, Antonio Palacios
participó en el diseño de todos los elementos del Metro de Madrid, desde las
estaciones hasta los edificios auxiliares como las cocheras y centrales
eléctricas, dejando su impronta en ellos.
Para las estaciones, Antonio Palacios optó por la
utilización de azulejos blancos biselados, de bajo coste y que reflejaban bien
la luz, de forma que se obtenía un resultado luminoso y de forma económica.
Para añadir color y contraste, Palacios utilizó piezas de cerámica sevillana en
tonos azules y dorados junto con otras piezas de azulejería de dist
intos
colores en función de la estación. De esta forma se obtenían unos colores que
contrastaban muy bien con el tono granate de las taquillas y trenes. Esta misma
utilización de cerámica sevillana puede apreciarse en otras obras como el
hospital de la Fuenfría.
Es destacado también el diseño que realizó de los accesos a
las estaciones del metro, diseñando unas elegantes bocas de acceso de granito
rematadas con una farola anunciadora de tonos cobrizos que permitía visualizar
el acceso a lo lejos. Para las estaciones menos importantes sustituyó el
granito por una rejería de elaborado diseño que aún puede observarse en las
estaciones más antiguas de las líneas 1, 2 ,3 y 4. Por último, en las
estaciones de mayor profundidad, Gran Vía y Sol, Antonio Palacios diseñó unos
grandes templetes de acceso, siendo especial relevante el de la Gran Vía, que permanece
en el recuerdo de los madrileños.
En los edificios auxiliares optó sin embargo por diseños más
sencillos, donde primaba la funcionalidad por encima de la belleza, debido a su
condición de espacios de trabajo y no de visita para el público. Con todo, algunos
de ellos como la Nave de Motores se han convertido en destacados elementos de
patrimonio industrial.
Antonio Palacios también fue el autor del famoso logotipo
romboidal del Metro que tan presente está en el día a día de los madrileños.
#Edificiodelasemana
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