domingo, 22 de octubre de 2017

#Edificiodelasemana


A finales del siglo XIX se puso en marcha una serie de reformas políticas de mejora, de modernización de la economía debido a la entrada de la Segunda Revolución Industrial, y querían además abordar la cuestión social desde la modernidad, lo que dio paso a la modernización de Madrid para convertirse así en una gran urbe.
Poco a poco el eje de poder madrileño se había ido desplazando desde la Puerta del Sol hacia el eje de la Castellana, consolidando un doble eje: la Gran Vía y el Paseo de la Castellana. Aquí se fueron acumulando los principales centros del poder político, económico y cultural. Como símbolo de una de las transformaciones sociales de aquella época, se fueron sustituyendo antiguos palacetes por sedes del gobierno, bancos, etc. siendo así el desplazamiento de las viejas élites nobiliarias por las nuevas burguesías del dinero.
Como ejemplo de uno de los sectores del proceso de modernización tendríamos el Correo y las Telecomunicaciones, así que se plantearon tres proyectos para la realización de este Palacio de Comunicaciones de Madrid. Proyectos entregados por los arquitectos Saldaña y Carrasco de estilo francés; Montesinos y López Blanco de concepción anacrónica; y el de Antonio Palacios junto a Joaquín Otamendi que, según Gutiérrez Burón, este estilo “supone una ruptura total con el ambiente y es de una gran originalidad, tanto en la organización de la fachada como en la distribución del interior”. Qué decir que el proyecto seleccionado fue el del joven Antonio Palacios, selección encargada además por la Real Academia de Bellas Arte de San Fernando.
Este proyecto del Palacio de Comunicaciones significó para este joven la consagración que le convirtió en uno de los arquitectos mejor considerados del momento. El centro de Madrid plasma su ferviente actividad y gran creatividad, en la que se mezclan estilos y visiones diferentes, chocando su modesto y sencillo carácter con la monumentalidad de sus obras. Palacios se basa en estilos nacionalistas e historicistas como el plateresco, el isabelino y el mudéjar, el tema del águila imperial sería un guiño histórico a la época del emperador Carlos V, como homenaje a un hombre preocupado por la organización del servicio de correos en la época de los Tassis (Francisco de Tassis, pionero del servicio postal en Europa). Concretamente este edificio de Correos, junto con el Banco del Río de la Plata y del Hospital de Cuatro Caminos (de los cuales ya hablaremos los próximos días) plasma un plateresquismo que Palacios llegó a convertir su ornamentación simbólica en puro signo, al desprenderse de casi toda su representatividad figurativa.
Adentrándonos ya en el Palacio de Comunicaciones, su construcción tardó doce años desde el inicio de las obras en 1907 hasta su inauguración en 1919, aunque el proyecto estuvo aprobado desde 1905. Su disposición era por plantas, un interior abierto presidido por un vestíbulo cruciforme que alcanzaba toda la altura del edificio en el patio cubierto. Sobre el crucero se eleva la torre central del reloj, como un cimborrio medieval, reloj que marcó la fecha oficial española durante varias generaciones. Este ya mencionado aspecto catedralicio del edificio, hizo que se le denominara popularmente como Nuestra Señora de las Comunicaciones.
El Palacio de Correos tuvo una enorme influencia posterior, ya que el planteamiento figurativo del edificio supuso una sacudida para el ambiente arquitectónico español. Era una exposición de cómo unas evocaciones platerescas podían aliarse con una inventiva formal y una libertad tectónica llevadas a cualquier extremo. La torre situada sobre el hall central, pensada no como un remate puramente ornamental sino como un punto de irradiación de hilos y cables, es el núcleo real y simbólico del edificio como centro de todas las comunicaciones del país. 
Este palacio, salvo por los necesarios trabajos de reparación surgidos por la vida cotidiana o por los efectos de la Guerra Civil, apenas ha sufrido transformaciones.

Hoy en día el Palacio de Comunicaciones, también llamado Palacio de Cibeles, desde el 2007 alberga el Ayuntamiento de Madrid, además de estar destinado a la exhibición de exposiciones temporales de arte gracias @CentroCentro @Cibeles. Desde 1993 fue declarado Bien de Interés Cultura con categoría de Monumento.



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